Ciertamente no sabemos con seguridad que provoca el humor o la risa, o si las estrategias seguidas para un ocasión servirán para la siguiente., pero parece que es mayor la gracia cuando parece no querer provocar la risa, pues nada hay más insulso que lo que se dice como si ya tuviera gracia (Inst VI, 3, 26).
Y, ciertamente, toda el arte de hablar con gracia reside en que se hable de manera distinta a como es normal.