Aunque parezca que hacer reír es cosa liviana y de payasos, bufones o comediantes, tiene una fuerza peculiar poderosísima a la que apenas se puede resistir. Pues estalla a menudos sin que queramos, y no solo se nota en nuestros rostros, sino que todo el cuerpo se mueve por su fuerza
A menudo, proporciona un giro decisivo a las cosas de máxima importancia, pues suele quebrar el odio y la ira. (Inst VI, 3,9)